Por Roberto Azaretto
Casi
una década pasó en Europa, para cursar estudios en Salamanca, Manuel Belgrano. Coincidió con un tiempo de
profundos cambios;era el tiempo de la ilustración; llegó cuando se había reconocido por el Reino
Unido la independencia de los Estados Unidos, como resultado de la victoria de
la primera revolución burguesa, anterior a la francesa. Regresó de ese
continente luego, del estallido de la revolución francesa. Se educó en una
España en la, que, Carlos III había intentado reformas modernizadoras, que, concluyera con el atraso, que, afligía a
ese reino desde el siglo XVI.
Carlos
III había sido, antes de llegar al trono español, Rey de Nápoles, y de ese
reino trajo varios colaboradores. Una de las reformas importantes para nuestro
país, fue la creación del Virreinato del Río de la Plata y la apertura
definitiva del puerto de Buenos Aires y para Cuyo, el traspaso de la
jurisdicción chilena a ser parte del nuevo virreinato.
El
joven Belgrano, además de cursar la licenciatura en Leyes, se interesó, tal vez
por ser hijo de uno de los comerciantes más acaudalados de Buenos Aires, en la
nueva ciencia económica.
Coincide
la estadía del joven porteño, hijo de un genovés y una madre con raíces en
familias fundadoras de Santiago del Estero, con el interés, que, se despierta
en un grupo de filósofos sobre temas vinculados a la economía. En efecto los
fundadores de la economía como una ciencia social fueron filósofos, teólogos,
profesores de moral y hasta abades como Genovesi.
Este
abad Genovesi, escribió el primer libro de economía “Lecciones de Economía
Civil” y colaboró con el rey Carlos, etapa de florecimiento del reino de
Nápoles. Otros italianos influyentes en
la formación intelectual de Belgrano fueron Galiano y Cayetano Filangieri. En
España actuaban como ministros de Carlos III Gaspar de Jovellanos y Campomanes.
Uno de los apotegmas de Campomanes era “campesinos pobres: reino pobre; reino
pobre: rey pobre” y para evitar esa pobreza propone la libertad de producir y
la de circulación.
Otra
influencia notoria en Manuel Belgrano es la de FrancoisQuesnay, este médico
escribió “Tableau Economique”, sostenía que la explotación de la tierra, la
producción agrícola era la verdadera fuente de la riqueza, por eso se lo considera
el padre de la escuela de los Fisiócratas. Y es indudable que Adam Smith y su
obra “Investigación sobre la Naturaleza y Causa de la Riquezas de las
Naciones” fue gravitante en las ideas
que sostendrá Belgrano en su actuación pública.
Es
notable como este hombre miembro de una familia enriquecida gracias al comercio
monopolista y su consecuencia inevitable, el contrabando, luchó contra esos dos
males, estrechamente relacionados.
Regresa
a Buenos Aires como secretario del Real Consulado, recién establecido, y que,
es un reconocimiento a la creciente importancia de Buenos Aires y su
comercio. Es un baluarte del monopolio
español, pero esto no inhibe a Belgrano en la exposición de sus ideas y en
diversas iniciativas de reformas y progreso, que, no prosperan mostrando el
poco interés de la corona hispana en el progreso de estos dominios.
Belgrano
regresa convencido en, que, la principal fuente de riqueza es el trabajo, sea
intelectual o manual, un cambio en la mentalidad de una sociedad, donde el
trabajo era considerado actividad para esclavos y siervos. Quiere fomentar la
educación y sostiene la necesidad de fundar escuelas gratuitas para los que no
pueden pagar educación privada y de artes y oficios. Como secretario del
Consulado propone la Escuela de Matemática y Dibujo y la Escuela de Náutica,
pues estaba convencido de la necesidad de contar con una marina mercante, para
dar trabajo en esta tierra y la renta de los fletes. En su preocupación por la educación se percibe la influencia de
Campomanes, que, decía “La riqueza de los pueblos está en su inteligencia y la
llave de la industria en la educación”. Le da importancia a la búsqueda del
mérito y por eso propone premios a los que se destaquen.
Belgrano
escribe, con Vieytes el primer libre de economía en esta parte de América
“Comercio”. Más adelante sus trabajos se
publican como “Escritos Económicos”. Sus ideas se dan a conocer, también, en el
Correo de Comercio, el periódico que edita con Vieytes.
Sostiene
Belgrano que “el interés” es lo que
mueve al hombre y bien manejado es de utilidad y el trabajo es la manera de
insertarse en la sociedad. Cree necesario propulsar la agricultura y vinculada
al comercio “un país sin comercio será un país miserable y degradado”. Agro,
Industria, comercio, marina mercante, educación, son los pilares para un país próspero y Belgrano sostiene que
todo lo productivo y el comercio debe ser trabajo de las personas privadas y el
estado ocuparse de los caminos, los muelles, los canales y la educación.
“Funda
escuelas es sembrar en las almas” es una de las afirmaciones de este prócer.
Algunos
comentarios de Belgrano se adelantan a su tiempo y a famosos economistas
reconocidos por sus teorías como este
concepto “Ninguna cosa tiene su valor real ni efectivo en sí mismo, sólo tiene el que nosotros le queremos dar y esto se liga precisamente a
la necesidad que tengamos de ella, a los medios de satisfacer esta inclinación,
a los deseos de lograrla y a su escasez y abundancia” Belgrano con estas
palabras se adelanta setenta años a la teoría subjetiva del valor de los
economistas austríacos Carl Menger y Von Wiser.
También
trabaja sobre el tema de la velocidad de la circulación del dinero y su
relación con la confianza de la población en las políticas gubernamentales,
asuntos que un siglo después harán la fama del economista Alfred Marshall.
Para
terminar estas frases de Belgrano son de gran actualidad
Orden,
no Discordia. Disciplina, no Caos. Constancia, no Improvisación,. Firmeza no Blandura. Magnanimidad no
Condescendencia.
En
1822, Rivadavia, ministro de gobierno de Buenos Aires, quien al año siguiente
de su muerte, organizó un gran homenaje a Belgrano, lo reiteró en este año con
la imposición de su nombre a una calle de Buenos Aires, pero además creó en la
flamante Universidad de Buenos Aires, la primera cátedra de economía política. Fue el mejor homenaje a la memoria de este
hombre que abandonó todo para ponerse un uniforme y comandar los ejércitos de
la patria en guerras por la independencia y contra el caudillaje.