domingo, 17 de agosto de 2025

JUAN MANUEL DE ROSAS: EL GOBERNANTE FUERTE QUE QUERIA EL GRAL. SAN MARTÍN

 




“… que un brazo vigoroso salve a la Patria de los males que la amenazan” (Carta de San Martín a Guido).

ABRIL DE 1829 


San Martín está en Montevideo dispuesto a regresar a Europa, desengañado de las cosas de su tierra. Había llegado en febrero a la rada de Buenos Aires, y no quiso desembarcar por la revolución unitaria de diciembre del año anterior. No simpatizaba con los unitarios, no obstante que muchos de ellos habían combatido a sus órdenes; no era federal tampoco; no era de ningún partido, solamente de la patria. Pero había sido agraviado por los unitarios que lo obligaron en 1824 a irse a Europa y lo zahirieron sin consideración a su regreso en febrero de 1829. Por eso quiere volver a Europa.
En ese mes de abril de 1829 los unitarios, ven perdida su revolución –Lavalle ha fracasado en su campaña contra Santa Fe, Rauch ha perdido la batalla y la vida en Vizcacheras, Estanislao López se acerca a Buenos Aires y no tardarán sus montoneros en derrotar a los veteranos de Ituzaingó-, se acuerdan de que San Martín está en Montevideo. El podría salvarlos de las graves responsabilidades de su revolución; del fusilamiento de Dorrego en Navarro, de la matanza de Cabello y de Mesa, de toda la política de terror con la cual quisieron afianzar su golpe político. Saben que los federales tienen un gran respeto por el general de los Andes. ¿Si San Martín aceptara el gobierno como prenda de unión entre federales y unitarios y corriera un amplio velo sobre todas las cosas sucedidas desde el 1° de diciembre?
Lavalle, a quien le quema la Jefatura de la revolución en las manos, envía a Trolé y a Gelly a  ofrecer el gobierno a San Martín. También lo han hecho los federales. Pero San Martín se niega reiterada y obstinadamente. Cree que la situación es extrema, y quien tome el gobierno deberá proceder con rigor “sin que quede otro arbitrio que el exterminio de uno de los partidos”, como dice en su carta a O’Higgins. Los eliminados tendrían que ser los unitarios porque a “Ud. le consta los inmensos males que estos hombres han hecho no sólo a este país, sino al resto de América con su infernal conducta”. Pero él ha sido perseguido por los unitarios y podría atribuirse a despecho si así lo hiciera: “hay que enseñarles la diferencia que hay entre un hombre de honor y un malvado”.

LA CALUMNIA

En otra carta dirigida a Guido, San Martín es más explícito. Considera absolutamente necesario “que un brazo vigoroso salve a la Patria de los males que la amenazan”, pero no quiere ser ese brazo vigoroso: “No faltará quien diga que la Patria tiene derecho a exigir de sus hijos todo género de sacrificios, pero tiene sus límites: a ella se le debe sacrificar la vida e intereses, pero no el horror”. Y San Martín ya ha sufrido múltiples ingratitudes de los pueblos que ha libertado y hasta de sus propios connacionales, para afrontar la campaña de terribles calumnias que necesariamente caerán sobre el  brazo vigoroso. Ya ha dado a la patria mucho, y no cree que se le pueda exigir más. Y el valiente entre los valientes teme esas calumnias que sabe lo seguirán  hasta más allá de la tumba. Es capaz de dar la existencia por la Patria, es capaz de dar su modesto patrimonio, pero no quiere entregar su honor a los calumniadores. “Yo estoy y he estado en la firme persuasión de que toda la gratitud que se puede exigir de los pueblos en evolución, es el que no sean ingratos: pero no hay filosofía capaz de mirar con indiferencia la calumnia”.
Por eso no acepta y se embarca para Europa, de donde ya no volverá más. Que otro salve a la Patria afrontando las calumnias “un salvador que reuniendo el prestigio de la victoria, la opinión del resto de las provincias y más que nada un brazo vigoroso”, realice un “gobierno riguroso, en una palabra militar”.

EL BRAZO VIGOROSO

En diciembre de ese mismo año, Juan Manuel de Rosas es elegido gobernador de Buenos Aires con facultades extraordinarias. No comparte la opinión de San Martín sobre la imprescindible necesidad de eliminar al partido unitario. Rosas no es un político, sino un hombre de actividades privadas con gran prestigio y mucho crédito, pero el destino lo ha arrastrado junto a Dorrego en el motín de 1828. No tiene la experiencia de San Martín e ingenuamente cree en un avenimiento entre las dos fuerzas enemigas. Pacta con Lavalle en Cañuelas “una paz definitiva”, sin vencedores ni vencidos, pero tanto él como Lavalle acaban engañados por los unitarios civiles, que aprovechan la paz para imponerse con una elección fraguada en las logias. Lavalle desengañado de los suyos entrega en Barracas (con anuencia de Rosas) el gobierno a Viamonte. Este convoca a la Junta de Representantes y Rosas queda elegido Gobernador por unanimidad.
El momento es difícil. El general Paz se encuentra triunfante en Córdoba y sus divisiones ya se han desbordado por varias provincias. Rosas sigue creyendo ingenuamente en una “paz definitiva” con los unitarios. Gobierna con ministros de simpatías unitarias: los mismos que tuvo Viamonte, que a su vez mantuvo el gabinete de Lavalle. Únicamente Escalada no ha querido continuar en la cartera de guerra, y en su reemplazo va Balcarce, un veterano de la Independencia.
Rosas busca la unión de federales y unitarios. Cerca del general Paz están los comisionados de Buenos Aires, que ofrecen reconocerlo como gobernador de Córdoba siempre que se avenga a la conciliación de todos los argentinos. Aparentemente los unitarios están contentos con Rosas y lo halagan en sus periódicos. Pero bajo cuerda están entendiéndose con Rivera en la República Oriental y tratan de hacerlo con Ferré en Corrientes, a fin de reiniciar la revolución con un golpe que tome desprevenidos a los federales. Paz aprovecha a los comisionados de Buenos Aires para engañar a Quiroga y derrotarlo completamente en los campos de Oncativo.

SAN MARTÍN Y ROSAS
Entonces comenzó a comprender Rosas la gran verdad de San Martín. Era imposible una concordia de buena fe, era inevitable que un partido predominase sobre el contrario. Concertó el Pacto Federal de 1831 entre las provincias litorales, pero quiso extender por última vez la mano amistosa a Paz. Este, dueño por la fuerza de nueve provincias y apoyado por el presidente de Bolivia, Santa Cruz, prefirió la guerra. Poco después caía prisionero, y el ejército unitario quedaba vencido en la Ciudadela de Tucumán.
Con la guerra renuncia el ministro unitario Manuel José García, de larga tradición partidaria. Una tras otra se cumplen las predicciones de San Martín. Poco a poco se va tornando en “riguroso, en una palabra: militar” el gobierno de Buenos Aires. Es un destino que Rosas no ha buscado, pero que patrióticamente acata. Tal vez porque todavía no ha sufrido la calumnia, no la teme y afronta la salvación de la Argentina de la única manera que la vio el Libertador, “reuniendo el prestigio de la victoria, la opinión de las provincias y más que nada un brazo vigoroso”.

Fuente:

Revisión n° 8, Buenos Aires, Agosto de 1964.

sábado, 16 de agosto de 2025

CONFEDERACIÓN Y FEDERACIÓN EN LA GÉNESIS DEL ESTADO ARGENTINO DE ABELARDO LEVAGGI

 




ABELARDO LEVAGGI,  Confederación y federación en la génesis del Estado argentino, Buenos Aires, Departamento de Publicaciones, Facultad de Derecho-Universidad de Buenos Aires, 2007, 228 p.



Una de las obras del Departamento de Publicaciones de la Facultad, incluida en la colección Investigaciones, ha sido el libro  Confederación y federación en la génesis del Estado argentino, del profesor titular consulto en Historia del Derecho, Dr. Abelardo Levaggi. La propuesta de esta publicación es sin duda apasionante, teniendo en cuenta la amplia bibliografía existente en la materia como también las fuentes documentales. A través de esta investigación, Levaggi intenta abordar exhaustivamente el verdadero significado que, tanto en el discurso como en los textos jurídico-políticos, se les dio a las voces “federación” y “confederación”  en el primer medio siglo de la historia argentina, desde la Revolución de Mayo a la Organización Nacional. Partiendo de una rigurosa exploración filológica, etimológica e histórica, el autor llega a la conclusión de que la historiografía argentina en general ha cometido -e incluso lo continúa haciendo ahora- numerosos errores de interpretación, por no haber detenido a pensar cuál era la real acepción de aquellos términos, alrededor de los cuales se construiría la famosa antinomia de  “unitarios y federales”.
Para Levaggi, resulta claro que hoy en día “federación” “confederación”  son dos conceptos bien diferenciados para la doctrina constitucionalista: la  “federación”  es una forma de Estado que supone una soberanía compartida entre la nación, con jurisdicción general, y las provincias que la integran, con jurisdicción local; mientras que la  “confederación”  es una asociación de Estados independientes, con soberanía propia, que se unen a través de un tratado, para lograr determinados fines comunes en el plano internacional.
El autor destaca que dichos términos recién gozaron de esa distinción terminológica recién a mediados del siglo XIX, y que anteriormente tanto los Estados  “federales”  como los  “confederales”  fueron designados con la misma voz de  “federación” , vinculándose de género a especie. Para llegar a esta conclusión, se remonta a los primeros tiempos de la historia política occidental, y encuentra los presupuestos del federalismo moderno en Israel (hacia el siglo XIII aC) y en Grecia (hacia el siglo III aC), pasando por los ejemplos más contemporáneos de Holanda, Suiza, Estados Unidos, y el Imperio Alemán de fines del siglo XIX, para dar cita también a los autores precursores en la materia, como Bodin, Althusius, Pufendorf, Montesquieu, Tocqueville, Zacharia, entre otros.
Entendiendo que el término “federación”  era utilizado como sinónimo de  “confederación”  en los primeros tiempos, Levaggi propone una relectura del proceso post-revolucionario, sobre la base de las siguientes premisas teóricas:

1) Para la mayor parte de la opinión pública contemporánea a la Revolución de Mayo (incluyendo tanto a “unitarios”  como  “federales” ), la acefalía del trono español no fue sucedida por una soberanía nacional preexistente (en términos del  “federalismo”  actual), sino por una soberanía dividida en cada una de las ciudades que componían el antiguo Virreinato.

2) En consecuencia, luego de la Revolución de Mayo, cada ciudad recuperó su igualdad respecto de las otras, y cada una tenía plena libertad para decidir su destino.

3) Sin embargo, había existido un sentido histórico-cultural -aunque todavía no político- de lo  “nacional” , que llevó a las ciudades a establecer una relación de coordinación, de tipo  “confederal” , legislada a través de pactos o acuerdos de voluntades que requerían decisiones unánimes.

Esta visión alternativa, conduce a Levaggi, por ejemplo, a repensar la visión que se tiene sobre ciertos episodios históricos -como la  “Anarquía de 1820”  o la emancipación del Paraguay y de la Banda Oriental-, los cuales, desde este nuevo punto de vista, no habrían representado conductas  “anti-federales”  (en los términos en los que era entendido el  “federalismo”  en aquella época) ni un fracaso para la Revolución de Mayo, sino la consecuencia natural de esta última. Por otra parte, siendo que la palabra  “federales” , utilizada como oposición a  “unitarios” , no tenía en la primera mitad del siglo XIX el significado que tiene actualmente (sino que en aquellos tiempos era un mero sinónimo de  “confederación” ), no debe sorprendernos entonces que ciertos autores decimonónicos hayan apoyado el  “federalismo”  (como hoy se lo entiende) siendo  “unitarios” , puesto que el Estado argentino federal actual da cierta preeminencia a la soberanía nacional sobre la provincial, hasta llegar a una síntesis de unitarismo-federalismo (Constitución de 1853), que culminara finalmente en un Estado federal (Reforma de 1860).
En el capítulo VI  “Época de Rosas” , el autor señala que peculiar de esta época fue la ausencia de congresos generales constituyentes. En torno a ellos se habían producido, en las décadas anteriores, los principales discursos sobre los sistemas de gobierno, en general, y sobre los federalismos, en particular.
Algunas de las escasas notas aparecieron en La Gaceta Mercantil. El artículo  “Cartas de un Americano sobre las ventajas de los gobiernos Republicanos Federativos”  decía ser extracto de un periódico londinense.
Los gobernadores federales manifestaron su pertenencia a la Confederación, con el acento puesto en la unidad nacional, e insistiendo cada vez menos en la independencia de sus provincias. Expresión orgánica nacional de la doctrina federal fue el Pacto Federal, suscripto en Santa Fe el 4 de enero de 1831, que dio sustento legal al sistema confederal sui generis vigente hasta entonces entre las provincias, sistema de hecho o basado en tratados parciales y actos unilaterales como la delegación en un gobernador de provincia de las relaciones exteriores y los negocios de paz y guerra, constituidos por otra parte en la única autoridad general. 
Este pacto según Levaggi fue el único ratificado por todas las provincias, siendo el acta de nacimiento de la Confederación Argentina, y el invocado en 1852 para reunir el Congreso Constituyente. Destacando que “el pasado sólo puede recrearse adecuadamente una vez que se hayan recuperado las significaciones de los conceptos empleados realmente durante el período histórico investigado” , Levaggi logra una obra de gran nivel histórico, jurídico y político, que invita a repensar, desde un lugar un tanto inusitado, la visión tradicional que la bibliografía clásica transmite sobre ciertos hechos de la historia argentina y sus protagonistas.
Interesante es la opinión de la Generación de 1837 sobre el sistema federal que recoge el autor:  "Con proyección al futuro, la mente puesta -con Rosas o después de Rosas- en la organización constitucional, algunos miembros de la Generación de 1837, en la Argentina y sobre todo en el exilio, reflexionaron acerca del federalismo. En el discurso inaugural del Salón Literario, pronunciado en Buenos Aires, Marcos Sastre expuso que el instinto Nacional había rechazado el plagio político de quienes -los unitarios- sólo se guiaban por teorías exageradas e imitaban formas e instituciones extranjeras" .
En el apéndice procede a la transcripción de documentos, donde se destaca la  Relación de la legislatura de Entre Ríos sobre formas de gobierno . Donde hay definiciones sobre el  "Gobierno de unidad" , "Gobierno federal"  y  "Sistema mixto de unidad y federación".
Sobre el Gobierno federal, se dice:  "Esta clase de gobierno no es rigurosamente el que abrazan las Provincias después del año 20 en que cada una se concentró en sí misma; pues en este gobierno debe existir un Congreso General que trate de las mejoras y avances de todo el Estado, y que dé leyes generales y elija un Jefe que lo gobierne; pero sin mezclarse en lo económico de las Provincias, quienes tienen facultad en sus Juntas o Congresos de sus gobiernos y demás empleados así civiles como , se dan cuenta de leyes y formar sus peculiares constituciones; debiendo así cooperar a la conservación del Estado en general, prestándose a su defensa en caso de guerra y concurriendo, a su vez, a sus gastos.  Es importante el esfuerzo del autor en este aporte bibliográfico y documental, que constituye una fuente seria de consulta para los investigadores. 

sábado, 12 de julio de 2025

LA CIUDAD PINTADA DE ROJO ESTÉTICA ROSISTA EN BUENOS AIRES DURANTE EL PERÍODO FEDERAL POR PABLO VÁZQUEZ

 







El pasado 26 de junio se llevó a cabo la conferencia magistral "La ciudad pintada de rojo, estética rosista durante el período federal" por el profesor Pablo A. Vázquez en el sitio arqueológico La Cisterna (Moreno 550).

VISITA DE ESTUDIANTES DEL INSTITUTO JOAQUÍN V. GONZÁLEZ

 









El pasado 27 de junio se recibió en esta sede la visita de estudiantes del Instituto Joaquín V. González quienes recibieron una conferencia magistral de los profesores Pablo A. Vázquez y Julián Otal Landi sobre historiografía argentina y de la Confederación Argentina.

EL VÍNCULO DE SAN MARTÍN BELGRANO Y GÜEMES FACTOR CLAVE PARA LA INDEPENDENCIA DE HISPANOAMÉRICA POR SEBASTIÁN MIRANDA









El pasado lunes 30 de junio el doctor Sebastián Miranda brindó la conferencia "El vínculo de San Martín, Belgrano y Güemes factor clave para la independencia de Hispanoamérica". El orador fue presentado por el doctor Alberto Gelly Cantilo ante una gran concurrencia.

ACTO HOMENAJE 215 ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DE LA PREFECTURA NAVAL ARGENTINA

 




















El pasado 1° de julio se llevó a cabo en Zárate el acto homenaje por el 215 aniversario de la creación de la Prefectura Naval Argentina una institución que nació junto con la Patria. La actividad fue encabezada por la ministra de Seguridad doctora Patricia Bullrich y el Prefecto Nacional Naval Guillermo Giménez Pérez. Se contó con la presencia de plana mayor de la Fuerza, el titular de la Unidad Gabinete de asesores del Ministerio de Seguridad Carlos Manfroni, la secretaria de Seguridad Alejandra Monteoliva, oficiales, suboficiales, personal docente y destacadas personalidades del mundo académico como el doctor Alberto Gelly Cantilo y los profesores Cristina Vega y Pablo A. Vázquez.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE JUSTO A PERÓN (1932-1952) DE CARLOS G. FRONTERA

 








El pasado 3 de julio se presentó el libro del doctor Carlos G. Frontera "De Justo a Perón (1932-1952)". Las palabras iniciales estuvieron a cargo de los doctores Alberto Gelly Cantilo y Luis María Bandieri.