Desde el mes de febrero se puede ver en la sede de este Instituto la maqueta del Caserón de Juan Manuel de Rosas en Palermo de San Benito. Esta maqueta fue realizada por el equipo de investigación del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas "Mario J. Buschiazzo" en 1986, resultado del trabajo de campo realizado por el Prof. Dr. Daniel Schávelzon y su equipo donde fuera la residencia de Rosas en Palermo de San Benito. Al respecto el Prof. Dr. Schávelzon ha dicho que "Palermo de San Benito era más que un edificio. Era una intervención de diseño ambiental dispuesta en un área previamente acondicionada de 541 has. En la intersección de las actuales avenidas Del Libertador y Sarmiento se ubicaba el edificio principal (Caserón). Hacia 1838 se comienzan obras en una pequeña vivienda existente, de planta en “H”, con posible intervención del maestro Santos Sartorio, embrión del Caserón que construyó, a partir de 1843, don Miguel Cabrera, con la decisiva y activa intervención de Juan Manuel de Rosas. Tradicionalmente se adjudicó la autoría de la obra a Felipe Senillosa, pero tras una paciente investigación hemos llegado a reunir documentos que avalan lo afirmado más arriba. El hecho es que entre los tres levantaron un edificio de una planta de 76 x 78 metros de lado, de formas sencillas, remedo de una gran casona de estancia—arquitectura con la cual Rosas tenía una larga historia de interrelación— que puede resumirse en una serie de cuartos que rodeaban un patio, todo ello envuelto por dentro y por fuera con pórticos y arcos de medio punto. En las cuatro esquinas había torreones o cuartos anexos, algunos descubiertos y otro destinado a la Capilla de San Benito. En 1848, el edificio había sido concluido. Si bien toda intervención arquitectónica violenta la naturaleza, sabemos que se puede operar en ella con respeto y equilibrio, en armonía con el contexto existente. Palermo de San Benito es una prueba acabada de esta posición. Se lo puede calificar como un proyecto ecológico en gran escala, de carácter habitacional – productivo – recreativo, y abierto al uso público. Salvo algunas modificaciones de nivel y una retícula de drenaje, se respetaron los aspectos esenciales del sitio, se aprovecharon los cursos de agua existentes (arroyo Maldonado, Zanjón de Palermo y de Manuelita), se integró la costa del río, se destinó un área para el cultivo de frutales de largo arraigo en la región (duraznero, naranjo, higuera, manzano), se respetó la forestación existente incrementándola con ejemplares de la flora autóctona (ombú, ceibo, tala, sauce), y se instaló un plantel de animales de la fauna nacional, como antecedente inmediato del Jardín Zoológico Municipal. He aquí planteada una clara diferencia con los cascos de estancia neoclasicistas e historicistas que a partir de 1870 comienzan a instalarse en la pampa, o con las mansiones pintorequistas de la oligarquía porteña de Mar del Plata. Todas ellas imitando palacios borbónicos, cháteaux del Loire o cottages ingleses; transculturaciones forzadas, violentas imposiciones ambientadas diseñando un entorno natural también exótico, un micropaisaje superpuesto al paisaje pampeano. Ni más ni menos que el prado inglés que sugería Sarmiento o los jardines a la francesa que diseña Thays en 1900 sobre los restos del Caserón. Con respecto al edificio principal o residencia, podemos decir que se trata de la obra de arquitectura más importante del primer medio siglo argentino, inscribiéndose en una corriente que significó el primer intento de una arquitectura nacional que, sin rechazar los aportes de la cultura universal, se planteaba recuperar valores propios, en contraposición a una arquitectura de injerto" (Schávelzon, Daniel y Ramos, Jorge, "Palermo de San Benito: vindicación y rescate" en Revista de la Sociedad Central de Arquitectos n° 141, Julio de 1988). El Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas manifiesta su eterno agradecimiento al Prof. Dr. Daniel Schávelzon.