Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano Peri y González Casero nació hace 150 años, el 3 de junio de 1770 en Buenos Aires dentro de una numerosa familia cristiana, cuarto hijo entre dieciséis hermanos, siendo un ferviente católico desde niño hasta la unción de los enfermos, recibida en su lecho de muerte, acontecida a los cincuenta años de edad, en la misma casa paterna donde había visto la luz, el 20 de junio de 1820, amortajado con el hábito de Santo Domingo. Licenciado en Filosofía, bachiller en Leyes y abogado fue un ilustrado fisiócrata, funcionario real como Secretario perpetuo del Consulado porteño, tuvo formación militar en el Cuerpo de Patricios desde el enfrentamiento con los británicos, llegándolo a comandar luego. Fue vocal en la Junta de Gobierno revolucionaria que derrocó al virrey Cisneros, y nombrado General dirigió la expedición al Paraguay, siendo dos los símbolos nacionales por él creados: la Escarapela que impuso a sus tropas y la Bandera que izó por vez primera en las barrancas del Paraná. En su expedición al Norte, aseguró nuestras luchas por la emancipación con sus triunfos en Tucumán, 1812 y Salta 1813. Fue generoso en el perdón de sus enemigos, porque reconocía estar luchando en una guerra civil contra una gran mayoría de hermanos hispanoamericanos. Conoció luego en ese último año la derrota en Vilcapugio y Ayohuma. Amigo del general San Martín le entregó en Yatasto el derrotado Ejército del Norte aconsejándole seguir una política de tolerancia cristiana. Viajó en 1814 a Europa como diplomático, convencido de su inclinación por la monarquía constitucional dado la caída de Napoleón. Su realismo político le hizo incitar a la Independencia en el Congreso de Tucumán de 1816, abogando por la forma monárquica de gobierno, compartida entre muchos por San Martín y Güemes. En su corazón latía esa visión de la Patria Grande Sudamericana, reflejada en sus proclamas en el Alto Perú, convocando a los habitantes de sus pueblos como “Americanos del Oeste, hermanos míos”. Belgrano fue uno de nuestros héroes con más definidas actitudes religiosas, en su relación con los dominicos, en su reconocimiento al dogma aun no proclamado de la Inmaculada Concepción, en la religiosidad impuesta a sus tropas del rezo del rosario diario y del uso de escapularios, y en fin, el haber solemnemente reconocido a la Virgen de la Merced, luego del triunfo de Tucumán, como Generala de su Ejército.
DIOS en todo y en todos
Cárlos Pesado Palmieri.