Existe en un edificio de Moreno 550, en el barrio de Monserrat, una gigantesca cisterna que fue testigo de una época de la historia de la Ciudad. Se trata de una construcción ubicada en donde alguna vez hubo una casona célebre, en la que vivió durante más de 40 años Juan Manuel de Rosas. De su interior fueron rescatados juegos de vajilla enteros, herramientas, osamentas de animales, botones, monedas, espejos, peines y frascos de perfumes, entre muchas otras cosas. Ahora un equipo de especialistas trabaja en la consolidación de los muros de esta cisterna, para que siga perdurando en el tiempo. Y los vecinos tendrán la posibilidad de conocer todos los secretos de esta nueva etapa de conservación: a partir del 11 de marzo habrá visitas guiadas gratuitas, coordinadas por los especialistas de La Manzana de las Luces. La historia de este descubrimiento se remonta a diciembre de 2017. En Moreno 550 se inició la construcción de un edificio de 14 pisos y dos subsuelos. Mientras los obreros trabajaban en los cimientos, apareció esta estructura gigante: 7,2 metros de diámetro interno, con paredes de 55 centímetros y una capacidad de 220 mil litros de agua. Luego de un intenso proceso judicial -la cisterna pudo haber sido demolida- se acordó el rescate de los tesoros ubicados en el lugar y su preservación. El arquitecto Mederico Faivre experto en recuperación patrimonial e intervino en la restauración de la Sala Principal del Teatro Colón. Además de tener un profundo conocimiento de este solar, asesora en la construcción del museo de sitio que funcionará en torno a la cisterna. "Parte de la historia de la Ciudad, y del país, fue escrita aquí -asegura el especialista-. Para 1750 arriban los Arguibel, una familia de comerciantes muy importante, que aparentemente le compran la casa a un obispo. Y luego aparecen los Ezcurra, también comerciantes. Del matrimonio de Juan Ignacio Ezcurra y Teodora de Arguibel nace Encarnación, quien sería la esposa de Juan Manuel de Rosas". Rosas se sumó a esta familia y convivieron todos, incluso el personal de la casa, con animales, mascotas, gallos y gallinas. "Se hizo imprescindible la construcción de esta cisterna. Buenos Aires aún no tenía un sistema de agua potable, ni de descarte de basura", explica el arquitecto. Además de la cisterna, en el lugar fueron halladas 13 estructuras más. Pozos ciegos, pozos de basura y aljibes. En todos ellos excavó la arqueóloga Ana Igareta junto a su equipo. Hallaron miles de objetos, muchos de ellos enteros, en perfecto estado de conservación. Las piezas se encuentran cuidadas, identificadas y conservadas en el Centro de Interpretación de Arqueología y Paleontología de la Ciudad. Allí está un juego de vajilla casi completo con la leyenda "Federación o Muerte". "El sedimento que cubre la cisterna es muy duro, y no es homogéneo, lo que obliga a trabajar con mucho detalle. Una vez que se quita, se lo pasa por una zaranda, que permite capturar restos fósiles y otros objetos que puedan interesar. Y también guardamos una parte de este material, porque puede ser utilizado para la consolidación de las paredes de la cisterna", explica Igareta. Una vez que queden reanudadas las visitas, os vecinos podrán presenciar justamente cómo se llevan a cabo las tareas de consolidación de las paredes de la cisterna, en las que trabajará el arquitecto Guillermo Spagnuolo. La idea es que la restauración se lleve a cabo con los materiales y las técnicas de la época de Rosas. El solar fue mutando a partir de 1852, cuando Rosas fue derrocado y perdió el poder y la casa fue expropiada. A lo largo del tiempo, tuvo diferentes usos: fue sede del gobierno central, del gobierno de Buenos Aires y de la Corte Suprema de Justicia. Para principios del 1900 se transformó en inquilinato y en 1973 todo lo que tenía sobre la superficie fue arrasado durante la construcción de una playa de estacionamiento. El edificio sobre la cisterna continúa en obra, ya con un avance del 80%; desde el Estudio Kohon estiman que para el segundo semestre podría quedar concluido. Las visitas guiadas a los subsuelos de esta obra habían arrancado en mayo de 2019 y estaban organizadas también por los especialistas de la Manzana de las Luces, que se encuentra a metros de este sitio y que, por otra parte, conocen cada centímetro de la historia de esta zona de la Ciudad. Luego quedaron suspendidas por el avance de la pandemia. Con protocolos, barbijos y distanciamiento social, desde el 11 de marzo se pudo volver a este solar de Moreno 550 los jueves a las 15 y los sábados a las 16.