domingo, 5 de julio de 2020

ALGO PARA RECORDAR DE LA PATRIA EN ARMAS: 5 DE JULIO CAPITULACIÓN DE LAS FUERZAS INGLESAS



Copio un texto editado por el Museo Histórico Nacional que evoca la gloriosa gesta porteña contra el invasor británico dos veces vencido en los sucesos de 1806 y 1807.
Recuerdo a mis compatriotas la incitación del Padre Castellani a nuestro ser colectivo: "Tarea y deber sacro de la inteligencia argentina es PENSAR LA PATRIA"
Para quienes atenten contra ella o desprecien su identidad, forjada a garra y lágrimas, nuestro repudio y condena. Carlos Pesado Palmieri.

El episodio conocido como La Defensa, tuvo lugar durante la segunda invasión inglesa al Río de La Plata. Fue el último capítulo bélico que se produjo en la ciudad de Buenos Aires a raíz de los intentos de conquista británicos de 1806 y 1807.
Las invasiones inglesas fueron producto de la delicada situación política desatada en Europa a partir de las guerras napoleónicas que enfrentaron a Francia y Gran Bretaña, y que impactó de diversas maneras en América. En el cruce de alianzas políticas y bélicas, España era aliada de Francia y por lo tanto Gran Bretaña su enemiga.
En 1805 se produjo un episodio decisivo que modificó el tablero de la política internacional. En la Batalla de Trafalgar, Gran Bretaña derrotó a la armada invencible española, convirtiéndose en la nueva dueña de los mares. Además eran tiempos de la Revolución Industrial, de modo que Inglaterra veía posibilidades y ventajas económicas importantes si lograba poner un pie en las colonias hispanoamericanas, sumando nuevos mercados a sus objetivos políticos.
A comienzos de 1807, poco tiempo después de la primera invasión y reconquista de la ciudad de Buenos Aires, los ingleses, con un gran despliegue de su escuadra e infantería, ocuparon la ciudad de Montevideo. Desde allí partió el general Whitelocke en el mes de junio para atacar la ciudad de Buenos Aires. La expedición inglesa desembarcó en Ensenada (actual ciudad de La Plata), recorriendo los 65 kilómetros que los separaba de Quilmes-Bernal, adonde arribó el 1º de julio. Desde allí, luego de un breve descanso y aprovisionamiento, Whitelocke y sus hombres se dirigieron finalmente a la ciudad porteña.
Mientras tanto, Santiago de Liniers preparó a las milicias de Buenos Aires y el 1º de julio marchó a la zona de Barracas para esperar a los ingleses. Luego de un combate confuso contra los británicos, que tuvo lugar en la Plaza Miserere, un comité de guerra, con Martín de Álzaga a la cabeza, salvó la situación organizando La Defensa. Liniers regresó de la zona de Miserere y apoyó completamente este plan. Entonces una gran cantidad de tropas fueron concentradas en la ciudad y se prepararon trincheras y barricadas para protegerla, tarea en la que participó toda la población de la ciudad. A su vez se montaron guardias en las azoteas que rodeaban la Plaza de La Victoria.
Los enfrentamientos más importantes se produjeron a lo largo del día 5 de julio, y fueron determinantes. Se calcula que la relación de pérdidas humanas entre ingleses y rioplatenses fue exactamente de la mitad, o sea que los ingleses perdieron el doble de hombres. En vista de los exitosos resultados de La Defensa, Liniers escribió esa misma tarde al general Whitelocke exigiéndole la capitulación y describiendo las condiciones en las que se debería producirse la misma (con devolución de prisioneros, etc.). Además, incluyó en los términos de la rendición la evacuación tanto de Buenos Aires como de Montevideo. Esto le costaría la carrera a Whitelocke: a su regreso a Gran Bretaña fue juzgado por un consejo de guerra que lo acusó de haber abandonado Montevideo ignominiosamente y que su conducta fue deshonrosa, por lo cual se lo declaró indigno e incapaz de defender a su corona. Aunque fueron consecuencia de un contexto mayor de guerras intraeuropeas, los episodios de las invasiones inglesas terminaron siendo decisivos para la conformación de un poder militar criollo, que tanta influencia tendría en el posterior proceso de emancipación.